Dona un riñón a su jefa y la despide por no ir a trabajar tras la operación

Parece una broma de mal gusto o el guion esperpéntico de una comedia negra, pero nada más lejos de la realidad: una mujer dona un riñón a su jefa y ésta la despide por no ir a trabajar tras la operación.

La neoyorkina Debbie Stevens, según ha publicado en el “New York Post”, decidió donar un riñón a su jefa, Jackie Brucia, una empresaria de Long Island, a quien los médicos diagnosticaron una grave enfermedad. Nada más saberlo, una de sus empleadas, Debbie Stevens, le aseguró que si quería ella se presentaría como potencial donante. Meses después, su jefa le preguntó si seguía en pie su oferta.

La trabajadora acudió al hospital, pero su superiora ya había encontrado otro después de que hubiera donado el suyo. Al final, ningún órgano resultó válido para la enferma.

Debble necesitó varios días de recuperación por la intervención, por lo que tuvo que quedarse en casa. Sin embargo, enseguida recibió la llamada de su jefa. “¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no estás en el trabajo? No se puede entrar y no salir cuando uno quiera. La gente va a pensar que te trato de forma especial”, le espetó indignada.

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Además, a continuación, le sometió a presión psicológica. Envió a la empleada a un concesionario situado a medio centenar de kilómetros de su domicilio, y en un barrio conflictivo. Está considerado un destino de castigo por los empleados de la compañía.

Ante tales presiones, la empleada acudió a un psicólogo, que remitió una carta a la empresa. La respuesta fue el despido. “Decidí convertirme en un donante de riñón para mi jefa, y ella se llevó mi corazón”, lamenta Stevens, madre de dos hijos y divorciada. Con todo, no se arrepiente de su decisión porque “salvé la vida de un hombre en Missouri”.