Domingo de ramos: nueve datos curiosos que debes saber

Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa, en el que se recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías.

© aciprensa

Si bien este año las circunstancias son especiales por la pandemia de la Covid-19, el Domingo de Ramos se caracteriza por la bendición de las palmas, la procesión, la Misa y la lectura del relato de la Pasión durante la Eucaristía.

A continuación, te explicamos 9 cosas que debes saber sobre esta fecha, en la que los fieles católicos participan en la procesión, tradición que data del siglo IV en Jerusalén.

1.»Domingo de Ramos» o «Domingo de Pasión»

El primer nombre proviene del hecho que se conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, cuando la multitud lo recibió con hojas de palmas (Juan 12:13).

El segundo nombre proviene del relato de la Pasión que se lee este domingo. Porque de no ser así no se leería en un domingo, ya que en el próximo la lectura tratará sobre la Resurrección.

2. Procesión antes de la Misa

La procesión puede tener lugar solo una vez, antes de la Misa y puede realizarse el sábado o domingo.

“La entrada del Señor en Jerusalén, ya desde antiguo, se conmemora con una procesión, en la cual los cristianos celebran el acontecimiento, imitando las aclamaciones y gestos, que hicieron los niños hebreos cuando salieron al encuentro del Señor, cantando el fervoroso ‘Hossana’”, detalla la carta de fiestas pascuales del Papa Emérito Benedicto XVI..

3. Palmas u otros tipos de plantas

No es necesario utilizar hojas de palma en la procesión, también se pueden utilizar otros tipos de plantas locales como el olivo, sauce, abeto o de otros árboles.

“A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión”, afirma el documento.

4. Fieles deben conocer todo de la celebración

Según el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, “los fieles deben ser instruidos sobre el significado de esta celebración para que puedan captar su significado”.

“Debe recordarse oportunamente que lo importante es la participación en la procesión y no solo en la obtención de hojas de palma o de olivo”, que tampoco deben mantenerse “como amuletos, ni por razones terapéuticas o mágicas para disipar los malos espíritus”, indica el texto.

5. Jesús reclama el derecho de los reyes en la entrada triunfal a Jerusalén

El uso de un animal (el burro) en el que nadie se había sentado aún es un indicador más del derecho de la realeza, por lo que Jesús quería que su camino y su accionar sean entendidos en términos de las promesas del Antiguo Testamento.

“Jesús no está construyendo sobre la violencia; no está instigando una revuelta militar contra Roma, su poder es de otro tipo: es en la pobreza y la Paz de Dios, que identifica el único poder que puede redimir”, detalla el libro.

6. Los peregrinos reconocieron a Jesús como su rey

Benedicto XVI también señala que el hecho de que los peregrinos coloquen sus mantos en el suelo para que Jesús camine sobre ellos también “pertenece a la tradición de la realeza israelita (2 Reyes 9:13)”.

“Lo que hacen los discípulos es un gesto de entronización en la tradición de la monarquía davídica (del rey David) y apunta a la esperanza mesiánica que surgió a partir de ésta”, indica el texto.

7. “Hossana”, grito de júbilo y una oración profética

En el tiempo de Jesús ésta palabra tenía matices mesiánicos. En la aclamación se expresan las emociones de los peregrinos que acompañan a Jesús y a sus discípulos.

Esta significa la alabanza alegre a Dios en el momento de la entrada procesional, la esperanza de que la hora del Mesías había llegado.

Al mismo tiempo era una oración que indicaba que el reinado davídico, y por lo tanto el reinado de Dios sobre Israel, sería restablecido.

8. La multitud que aplaudió la llegada de Jesús no es la misma que exigió su crucifixión

En su libro, Benedicto XVI argumenta que en los tres evangelios sinópticos, así como en San Juan, se deja claro que quienes aplaudieron a Jesús no fueron sus habitantes, sino las multitudes que lo acompañaban e ingresaron a la Ciudad Santa con él.

Este punto se hace más claro en el relato de Mateo, en el pasaje que sigue al Hosanna dirigido a Jesús: “Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se agitó diciendo: ¿Quién es este? Y las multitudes decían: Este es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea” (Mt 21, 10-11).

9. El relato de la Pasión, una especial solemnidad en la liturgia

“Es aconsejable que se mantenga la tradición en el modo de cantarla o leerla, es decir, que sean tres personas que hagan las veces de Cristo, del narrador y del pueblo», relata la Carta de Fiestas Pascuales.

En la proclamación de la Pasión no se llevan ni luces ni incienso, ni se hace al principio el saludo al pueblo como de ordinario para el Evangelio, ni se signa el libro, tan solo los diáconos piden la bendición al sacerdote.

Para el bien espiritual de los fieles conviene que se lea por entero la narración de la Pasión, y que no se omitan las lecturas que la preceden”.

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