Curiosidades poco conocidas del «Príncipe de la Letras Castellanas»

Mucho se habla de su extensa e importante Obra Literaria. Conocemos sus poemas, pero hay mucho que decir del Padre del Modernismo.

Durante los primeros 40 días de su vida pasó en una casa de adobe suelo barro y pilares de madera. Su familia era conocida por el mote de Darío por el nombre de un tatarabuelo de ahí su apellido que Ruben haría famoso.

Rubén tuvo una hermana, Cándida Rosa pero murió a los pocos días. La niñez de Rubén Darío transcurrió en León criado por sus tíos abuelos Félix y Bernarda a quienes consideró en su infancia sus verdaderos padres de hecho durante sus primeros años firmaba sus trabajos escolares como Félix Rubén Ramírez.

Su tía Mamá Bernarda pensó en colocar al joven Rubén como aprendiz de sastre luego a educarse con jesuitas entre 1879 y 1880.

A los 3 años aprende a leer, a los 7 conocía la Biblia, el QuijoteLas Mil y Una Noche, a los 10 años ya componía versos, y no cometió nunca una sola falta de ritmo, a los 15 hablaba 5 idiomas.

Poseía una superdotada memoria, gozaba de una gran retentiva, por eso frecuentemente era invitado a recitar poesía en actos públicos.

Fue Embajador, Cónsul, Escritor, Periodista y Poeta, bajo los efectos del alcohol, intentó suicidarse en La Habana, se dice, por el desprecio de Porfirio Díaz al no recibirlo como delegado nicaragüense en el marco de la independencia de México.

Cuando necesitaba ayuda economica escribía a sus amigos solo la palabra S.O.S. ellos ya sabían que significaba

Rubén tenía tendencia al aislamiento, la meditación la tristeza y la superstición. Darío vivió toda su vida aterrado por la idea de la muerte solo en 2 ocasiones menciona en su vasta producción literaria una de ellas en el coloquio de los centauros.

Sus temas fueron inspirados por sus sentimientos alcanzó la madurez precozmente conoció lo que siempre soño en sus numerosos viajes.

A su su funeral 80 músicos tocaban las marchas fúnebres mientras recorrió por última vez las calles empedradas de su León querido más de 15 mil personas asistieron a su sepelio.

Su cerebro pesaba mil 850 gramos, tenía un tamaño extraordinario, su cuñado Andrés Murillo ya tenía palabra de venta de este órgano a una universidad de Buenos Aires.

El cerebro fue robado y nunca apareció. Sacaron sus vísceras que fueron enterradas en el Cementerio de Guadalupe junto a su tía Bernarda Sarmiento y así se evitó que su cadáver se descompusiera durante los 6 días de homenaje que el país le rindió hasta que lo sepultaron en la Catedral de León.

Anticipándose a su muerte, había encargado al ebanista José Félix Cuevas, la construcción del féretro del gran panida.

El caprichoso destino decidió que el poeta falleciera antes que se terminara su féretro, por ello, el ebanista entregó otro féretro para el descanso del artista fabricado de caoba color nogal que lucía águilas en marque negro.

El escultor que inmortalizó su obra elaborando un león con una garra en arpa y otra con un ramo de laurel sobre la tumba de Darío, fue Jorge Navas Cordonero.

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