Rubén Darío: un poeta atemporal, universal y del mundo

Rubén Darío: un poeta atemporal, universal y del mundo

Rubén Darío, es orgullosamente, nicaragüense, y a decir verdad, el “Príncipe de las Letras Castellanas”, es del mundo, y por eso  el mundo entero, de una u otra manera, le rinde homenaje al poeta Universal.  Rubén anduvo, anduvo y anduvo por el mundo, que le vio la luz del día, le vio la tarde pálida, le vio la noche fría en El Salvador, Honduras, México, Chile, Argentina, España, y Francia.

En las ciudades españolas: Valencia, Zaragoza, Sevilla y Palma el nombre de Rubén Darío se oye y lee como referencia en avenidas, calles y glorietas, pero no todo es color de rosa, pues Rubén Darío es una de las calles más transitadas en El Salvador, por lo que es sinónimo de basura y caos.

A diferencia de El Salvador, en el Distrito Federal, la Avenida Rubén Darío es codiciada y cotizad, tiene una de las calles con los condominios más caros de México, pues el metro cuadrado cuesta un ojo de la cara. Cada año los 18 de enero la comunidad nicaragüense visita el monumento del escritor de “Canto de Vida y Esperanza” y de “A Margarita Debayle” en la Ciudad del Sol, Miami, para conmemorar su natalicio.

El ayuntamiento de Madrid le rindió un homenaje a quien entre 1907 y 1909 fue diplomático de Nicaragua, con la Glorieta del Cisne rebautizada en 1992 como Rubén Darío. Nicaragua, tomando en cuenta que Rubén consideró que ser español, era timbre de nobleza, a través de su embajada le obsequió al pueblo español de Alicante este monumento en 1974.

Entre 1898 y 1900 después de regresar a España como corresponsal del Diario La Nación, Rubén alterna en esta Residencia de París donde conoció a su “princesa paca”, Francisca Sánchez. En el 2016 su hogar de ese entonces luce intacto y entre sus paredes aún se escucha su declamar. Y qué se iba a imaginar nuestro Rubén que en la misma Ciudad de Santiago, Chile, donde publicó su primer gran título “Azul” estaría este monumento exactamente en el Parque Forestal.

La Plaza Rubén Darío, en Buenos Aires, Argentina es un corredor cultural y un pulmón vegetal donde entre el cantar de los pájaros José Fioravanti le dio vida al monumento “Canto a la Argentina” en honor al poeta atemporal y universal acompañado del caballo con alas de “Sonatina”, un cisne cónsul, cuello encorvado y alas frescas abrazando a una bella musa. Y de esta forma es como el mundo a recuerda y homenajea al gran poeta nicaragüense Rubén Darío.

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