Somoto se despide de Doña María Luisa Nolasco y sus rosquillas somoteñas

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Un adiós y una excepcional despedida con amor y sabor a Rosquillas Somoteñas, dan a Doña María Luisa Nolasco de Vílchez sus familiares y la población de Somoto. La historia cuenta que Doña María Luisa Nolasco de Vílchez, llegó a la ciudad de Somoto procedente de Tegucigalpa Capital de la Hermana República de Honduras, enamoradísima del Joven Nicaragüense Francisco Vílchez y dejándolo todo siguió los pasos del quién sería el amor de toda su vida, ambos le apostaron a cupido, ya que la relación de esta joven pareja no era aceptada por su familia y decidieron desafiar a cuanto obstáculo se interpusiera en su camino.

Cuando la carretera panamericana aún su construcción era un sueño y los caminos eran de macadán, caminaron por ocho días, casi doscientos kilómetros pasando por la frontera silenciosamente llegando por fin a su destino, Somoto, y ya la jovencita María Luisa convertida en «desaparecida», de su ciudad, con su amado encontraron el apoyo de la familia Vílchez Ramírez, con el único fin de hacer una nueva familia.
El arte de las Rosquillas lo aprendió de su tía política Adilia Ramírez de sus cuñadas, y las hacía para consumo familiar y regalar a sus amigos, sin una perspectiva de negocios y como una forma de entretenimiento.

En el año 1954, cuando la manutención de sus hijos empezaba a exigirle más económicamente, Somoto experimentaba un nuevo tipo de negocio, las “rosquillas somoteñas” marcando hasta la actualidad todo un perfil de identidad local, son una mezcla de maíz, queso cuajado, mantequilla y leche, ahora convertido en toda una industria con 37 fábricas de rosquillas en esta ciudad y las últimas siete nacieron en la última década, como indicador de que el negocio se puso bueno.

Somoto en el Departamento de Madriz, dejó de ser para la suerte de sus ciudadanos una remota ciudad, conocida únicamente por los cantautores Mejía Godoy y el cañón de Somoto, sino también por las deliciosas Rosquillas Somoteñas, a las que se les dedica “EL FESTIVAL DE LAS ROSQUILLAS SOMOTEÑAS”, el cual en su primera edición fue ganado por las Rosquillas Vílchez de Doña María Luisa.

Doña María Luisa construyó con su amor verdadero, Rosquillas Vílchez una herencia, una empresa que deja a sus hijas e hijos pero también a la Capital de la Amistad Somoto y a quienes ahí laboran. Su decisión de viajar más de doscientos kilómetros por amor no fue en vano, su nombre queda en el corazón de este pueblo que seguirá su legado. A las 10 am, trasladaron sus restos fúnebres al cementerio de la ciudad de Somoto, Autoridades municipales, amistades acompañaron a sus familiares, quien falleció este viernes 16 de febrero del 2018.

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