Francisco en Auschwitz: «perdón por tanta crueldad»

Francisco en Auschwitz: «perdón por tanta crueldad»

Francisco en Auschwitz: "perdón por tanta crueldad"

Tomado de: Clarín

El papa Francisco llegó esta mañana al campo de concentración nazi de Auschwitz y atravesó su entrada bajo la inscripción en hierro forjado «Arbeit macht frei» (El trabajo los hace libres) para comenzar su recorrido silencioso por el lugar donde fueron exterminados más de un millón de personas. Estuvo una hora allí. Y tras saludar a once sobrevivientes pidió «perdón por tanta crueldad».

Apenas ingresó, permaneció sentado solo, con los ojos cerrados, durante diez minutos, en uno de los bancos del lugar. Luego comenzó el recorrido, a bordo de un auto eléctrico.

Se trasladó al «Bloque 11», donde se encuentran las celdas subterráneas en las que se encerraban a los prisioneros para que murieran de hambre y sed.

Antes de entrar al «Bloque 11» del Campo, donde también se hicieron las primeras pruebas con el gas Zyklon B, Francisco saludó y besó, uno por uno, a Helena Dunicz Niwinska, (1915, Viena), prisionera número 64118 en el campo; Alojzy Fros, (1916, Rybnik), prisionero número 136223; Janina Iwanska (1916, Varsovia), prisionera 85595; y a Wacław Dlugoborski (1926, Varsovia),prisionero 138871.

También saludó a Zbigniew Kaczkowski (1921, Cracovia), prisionero 125727; Stefan Lesiak (Pińczów, 1927) ), prisionero 197204; Valentina Nikodem (Lodz, 1922), prisionera 8737; Marian Majerowicz (Myszkow, 1926), número 157715; Eva Umlauf (74 años), número A-26959; Naftali Fürst (Bratislava, 1932), prisionero B-14026; y Peter Rauch (Munich, 1939), prisionero Z-3531.

«Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad», escribió Francisco en el libro de visitas del campo de exterminio ubicado a unos 66 kilómetros de Cracovia, donde llegó el miércoles para una visita de cinco días a Polonia y participar en la XXXI Jornada Mundial de la Juventud.

Antes del saludo, Francisco rezó en soledad y a oscuras cinco minutos en la celda en la que fue recluido a muerte Maximiliano Kolbe, el santo polaco y sacerdote católico.

Kolbe, sacerdote franciscano detenido en Auschwitz, pidió ser ejecutado a los 47 años para salvar la vida de otro prisionero del campo que tenía esposa e hijos.

Kolbe fue beatificado por Pablo VI en 1971 y canonizado por Juan Pablo II en 1982.

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