¡Qué arrechura!

¡Qué arrechura!

¡Qué arrechura!

Arrechura, enojo, encachim…, etc., etc., tantas palabras para describir una simple emoción. El detalle aquí no es cómo decirle o cómo evitarlo, pues esta emoción es muy necesaria para destilar principalmente frustración. Sí, aunque usted piense que enojarse es malo, se equivoca, enojarnos nos ayuda a liberar estrés por medio de una especie de catarsis. Además tiene connotaciones sentimentales pues mientras sigás enojado con alguien o con determinada situación seguirás atado a eso y lo peor es que se acumula rencor y terminas amargado[a].

Aquí lo importante es el manejo y control del enojo, si no podemos evitarlo al menos podemos tratar de evitar dañarnos o dañar a terceras personas que muchas veces no tiene nada que ver.

Es importante pensar antes de abrir la boca cuando estamos enojados pues decimos cosas que no sentimos en realidad o incluso podemos llegar a tener reacciones violentas como gritos y golpes, si hay alguien que sea objetivo en tu circulo platicalo con esa persona, una segunda opinión siempre es válida, además que se puede canalizar escuchando la música que más te gusta, caminando o alejándote del lugar o de la persona que te hizo enojar. Si tu madurez te lo permite, luego del enojo tratá de abordar la situación con calma y educación con la persona implicada, para llegar a acuerdos que les permitan una mejor convivencia.

Pero lo más valioso es no guardar rencor, si te enojaste, dejá ir esa sensación que al final del día te puede meter en problemas, aprendé a perdonar a los demás aunque ellos sean los responsables de la situación que desató tu enojo y por último si una persona o una situación es realmente enervante simplemente evitá su cercanía.

Celia Zamora
Periodista y Presentadora
@SoloCelia

Celia Zamora

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