La reencarnación: El vivir una y otra vez

La reencarnación: El vivir una y otra vez

La reencarnación: El vivir una y otra vez

Rodeada de tierra árida y seca, estaban las cuatro tumbas grisáceas y tristes de quienes un día fueron protagonistas de una insólita historia en Santa Teresa, Carazo. Lucrecia Marenco, de 36 años, un año antes de su muerte, hizo lo que nadie más había hecho antes en el registro de mi memoria: Colocó un Ataúd en la sala de su vivienda, se acostó en él vestida con un traje blanco y con esa imagen funesta, esperó la reencarnación de su hermana fallecida, en su propio cuerpo.

Un día un Alma perdida le apareció, explicó doña Lucrecia, mientras permanecía inmóvil en esas tablas. El espectro le había declarado que el espíritu de su hermana muerta un mes antes, durante el parto, llegaría y se adueñaría de su cuerpo. La transmutación sería por corto tiempo. Su hermana fallecida sólo vería a sus hijos y familia y se mudaría nuevamente a su mundo espiritual. Por lo menos, esa fue la explicación que recibí días después que doña Lucrecia falleciera por causas naturales. Un año después de su tristemente célebre hazaña.

Lucrecia durmió con la ilusión de vivir aquel momento de tener a su hermana en casa. O al menos, que lo viviese su hermana. No sería la única en la Vida. En muchas ocasiones, deseamos recuperar aquellos momentos que jamás volverán. Por lo menos, en esta Vida. Y es ahí cuando deseamos viajar en el tiempo, entrar a esos agujeros de gusanos de Einstein y Rosen y revivir aquellos paseos, aquellas sonrisas, aquellos abrazos, aquellas palabras; recuperar lo que perdimos, construir lo que soñamos.

Un viaje de nuestra Alma, mediante la hipnosis del Doctor Brian Weiss, podría ser una alternativa, según algunos astrólogos. Entrar en un sueño profundo y amar de nuevo, odiar de nuevo, reír de nuevo, llorar de nuevo. Nuestro mundo material dentro de nuestro mundo espiritual. Y llegar más Allá. A nuestras Vidas Pasadas. Donde conocimos a esas personas, esos lugares, esos momentos que, aunque olvidados, jamás arrancados de nuestro camino por el Mundo. Esa es la Reencarnación.

Los sentimientos, las sensaciones quedarían intactas, de alguna manera: cuando nos cruzamos con alguien en la calle y las miradas se entrelazan, dejando esa impresión de “habernos visto antes”, y en el silencio quedarnos con la incertidumbre. Déjà vu.

Es esa la razón por la que conocemos a alguien y una chispa se enciende en el corazón para formar una gran amistad, o un gran Amor. Porque las Almas se encuentran. Porque así pudimos haberlo decidido.
Volver a vivir tiernos momentos, mejorar en aquéllo que fallamos, puede ser posible. El “Para Siempre” no existe. Porque la carne muere, mas no el Alma. En la otra Vida podemos ser Mejores. Debemos ser Mejores porque el Karma nos persigue.

Pero, ¿Acaso debemos esperar morir físicamente para nacer de nuevo? ¿Acaso no podemos entrar a “Nuestra Máquina del Tiempo”? Mientras sentimos el abrazo regocijante, la sonrisa sincera, las palabras exactas; cuando visitamos esos lugares que guardan en nuestro corazón el secreto, volvemos a Vivir! Cuando aprendemos la Lección, volvemos a Nacer.

Gabriela Castillo
Periodista y Presentadora
@gabrielaviva13

Gabriela Castillo

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